domingo, 19 de diciembre de 2010


Amor:

Ayer me dijiste en tu carta que sentías que ibas a desaparecer. No sé que pensar. ¿Qué siente desaparecer? ¿O ya no sientes nada? Cuando terminé de leer tu carta me puse a pensar en las diferentes formas en las que alguien o algo podrían desaparecer y no sé, quise compartírtelo.
            ¿Sabes que hay dos formas de desaparecer? Bueno, para que no suene tan drástico voy a llamarle muerte, porque es más creíble en personas vivas como tú y yo.
            La primer forma sería que en verdad muriéramos, es decir, que nuestros corazones le entregaran un último suspiro al viento y entonces se detuvieran en un momento fijo. De ahí, pasamos otra vez a ser parte de la tierra que alguna vez nos vio nacer y entonces, desaparecemos, desaparecemos porque ya nadie nos puede ver sonreír; desaparecemos porque ya nadie besa nuestros labios y desaparecemos porque ya nadie se acuesta en nuestro lecho y siente nuestro calor.
            La segunda forma, más que nada metafísica, es decir, más allá de este mundo físico, es cuando eres ignorado conciente o inconcientemente por los demás. Quizás ignorar no es tan tangible, pero también se manifiesta cuando te malinterpretan y te pierden el sentido hasta que te transforman en algo que no eres, eso también podría significar muerte, o como tu le dices, en sentirse desaparecer.
            Mucho me temo que este segundo caso, tan complicado para la mente y tan intangible, es la realidad de lo que te sucede.. ¿Quieres saber por qué? Amigo mío, es  porque hoy los demás creen que pueden medirte y tocarte. Ya no eres sueño, ya no eres utopía. ¿No ves? Estás en todos lados: en las marcas de productos y también en las marcas de esa mujer a la que le duelen los brazos, en los gritos de los padres y el llanto de los hijos.
            Es decir, que para algunos tienes precio, que para otros eres más bien un tormento y tienen que buscarte en los libros de autoayuda y entenderte como un sufrimiento necesario para ser mejores.
            Sí, como tú dices, estás aquí y allá, pero en realidad no puedes sentir que estás, porque estás lejos y cerca. No te sientes parte de una chamarra, de unos tenis, ni siquiera de un reloj barato y demás productos en regalos de cumpleaños. 
           Te entiendo, yo tampoco me sentiría viva si me tomaran parte de unos regalos de navidad que son compromiso, ni sentiría que respiro en cada tarjeta impersonal que dice “Te amo”. Me pongo en tus zapatos y te entiendo, si estuviera así, también sentiría que desaparezco.
Ahora entiendo tu situación, amigo amor. Hoy la gente paga por amar, y al mismo tiempo, cobramos por hacerlo, somos vendidos a la vida creyendo que con dinero, odio y cosas así, el amor existe.
            ¿Estás triste? Seguramente sí, pero no pienses en desaparecer por completo, no te atrevas a irte de mi lado, porque yo todavía pienso en ti, pienso en mí, pienso en nosotros.
            Perdona si son muy crudas mis palabras pero sabes que nunca me ha gustado engañarte, sin embargo, sé que al mismo tiempo yo me he engañado a mi misma creyendo que por escribirte desde tan lejos, puedo decir que te amo. Soy igual de vendible porque le encargo mis sentimientos a unas cuantas hojas de papel, a una tinta barata, a un sobre y a un par de estampillas, soy vendible porque le encargo la felicidad de saber de ti a una dirección que siempre cambia y que jamás sé si es donde tú estás.
            Mientras leía que desaparecías, no sentí nada, te iba a decir que dejaras de exagerar y mejor me contaras cómo era donde estabas. Después, cuando leí que querías una explicación a lo que estabas sintiendo y que querías una opinión de mi parte, supe que era mejor tratar de entender lo que te pasaba, y más allá de eso, entendí que yo en parte soy responsable de tu martirio. ¿Sabes? En las otras cartas a distintos destinatarios he tratado de expresar tantas cosas que hoy me parecen absurdas ¿Cómo sentir algo si no te tengo cerca?
Te escribo no sólo para darte mi opinión del por qué sientes que desapareces, sino también para decirte que sé que es en parte causa mía y que ahora que lo comprendo, no quiero que desaparezcas. Por eso, necesito decirte que te quiero, que te quiero volver a ver frente a frente, que te quiero sentir cerca. Necesito que me digas dónde estás y que me esperes porque voy a ir para allá apenas lea el remitente. Necesito que sepas que no dejo de pensar en ti y que no es suficiente.

Amor, te amo.

1 comentario:

Hilconsmary Mundarain dijo...

Qué letras tan hermosas, tan reales y sinceras, me he quedado con lo leído, he viajado a mis historias y reencontrado quizás con la carta que nunca envíe... Un abrazo.