domingo, 15 de agosto de 2010

Lo que no entiendes...



Lloraré tu partida en silencio y seguiré adelante, cubriré mis lágrimas con maquillaje y pretenderé que no fue gran cosa. Sé que sufriré, que me dolerá el corazón y me arderá el cuerpo cuando recuerde las caricias que antes me calentaban y hoy me queman al rojo vivo.

Lo superaré, me caeré en el pozo de la amargura pero volveré a andar entre piedras mientras tú corres por tu camino seguro y plano y te burlas de de mi cariño y todo lo que alguna vez te ofrecí. 

Vamos, ve y anda, un camino fácil sin meta será tu tortura sin fin; aquel placer sádico que te hace odiarme con tanta pasión te volverá desconfiado de otros y dependerás de mí. 

Extrañarás cariño y te volverás dependiente de esta víctima que alguna vez te quiso pero que hoy se libera de tu yugo. 

Sé que volverás a mí, pero para ese momento yo ya habré avanzado y jamás podrás alcanzarme. Habré volado mientras tú jamás podrás tener alas.

Adiós.

Te vas, eso lo sé y no lo puedo evitar, me de dejas y lo siento, sé que debo resignarme.

No me voy a aferrar  ni rogaré que vuelvas, no te pediré que regreses y mucho menos que intentes amarme....

Porque esperar, sería querer un milagro absurdo; desearía la sanación del mundo pero no que volvieras conmigo; porque así como te tuve y te amé con locura, hoy te dejo ir.

Ten lo claro, en mí ya no causas ni el más mínimo temblor, disculpa si las lágrimas se guardan para algo mejor, algo que valga más que tú.

¿Te vas? ¡Lárgate! No te voy a detener, al contrario, abro por ti la puerta, sólo ciérrala al salir.

Oportunidad



Yo  no tengo miedo, tú si. Lo siento, lo veo y puedo olerlo cuando te acercas a mí y a la vez te alejas cauteloso.

Tienes miedo de quererme y luego perder.

¿Sabes? Igual que tú yo tiemblo, me estremezco cuando me abandonas y también cuando vuelves porque te acercas tanto que el control de mi respiración se pierde.

Hundiéndome en el vacío y temblando por ti. 

Mi anhelo es no volver a sentirte lejos de mis sueños. Tenerte aquí y así  poder verte recostado al lado mío, sonreírte y acariciarte el rostro mientras cantas poemas y ríes con lluvia.

 Deslizando arena y dejando inmortalidad en la vida 

Amor, hoy te pido que no temas, que no te escondas y me abrigues a tu lado pues, de soledad no vivo y sin ti la asfixia llena con dolor mis días.

Y  perezco en el frío, me sumerjo en la desidia.

No te pido el universo eterno, no quiero nubes de rosa ni besos en vuelo; no te pido algo eterno, sólo una simple vida mortal,  soñando contigo, muriendo lentamente y consumiendo felicidad continua...

Entonces ¿Te quedarás por siempre? 

Nada nos puede separar si el otro es nuestra casa y nuestras almas unidas son un hogar.