viernes, 4 de febrero de 2011

Sin claridad.

Tú eres la razón por la que una vez llegué a pensar que el mar alcanzaría al cielo.
Tú eres la razón por la que creí que el horizonte dejaría de moverse para que pudiera acariciarlo.
Tú fuiste mis sueños más distantes, mi metafísica más habitual.
Tú y solo tú.

¿Por qué a veces siento que hasta el mar dejó de ser azul?
¿Por qué ahora sé que aunque observe fijamente el horizonte este seguirá moviéndose sin devolverme la mirada?
¿Por qué ya no puedo dormir?
¿Por qué anhelo dejar de pensar?
Tú y solo tú
¿Por qué no puedo dejar de amarte?

Tú eres la razón por la que anhelé ser un París de nieve eterna.
Tú eres el por qué de todas las tonalidades con sabor tibio en mi boca
Tu fuiste mi asfalto más etéreo, mi efervescencia con aroma a sal.
Tú y solo tú.

¿Cómo es que ahora París dejó de ser Venecia?
¿Por qué el metal se ha adueñado de mi lengua y mis ojos?
¿Por qué el caer -aún en hierba- duele a fractura de alma?
¿Por qué me vaciaste la vida?
Tú y solo tú.
¿Por qué si ya te has ido, no puedo dejar de pensarte?

1 comentario:

Hilconsmary Mundarain dijo...

" ¿Por qué a veces siento que hasta el mar dejó de ser azul?
¿Por qué ahora sé que aunque observe fijamente el horizonte este seguirá moviéndose sin devolverme la mirada? " . Sencillamente genial, saludos Litau.