miércoles, 12 de noviembre de 2008

La primera noche

para todos los fans que quedaron decepcionados con la pobre descripción de Meyer de la primera tecer base de Edward y Bella, aquí les dejo este relatillo que se me fue ocurriendo


Recogí las maletas del bote y las llevé a la casa, acción que me hubiera gustado que tomara más tiempo pero...me fue imposible, caminé lo más lento que pude hacia ella otra vez, y aún así no me tomó menos de dos minutos hacer esas acciones

Sabía que no me oiría entrar pero aún así entré de nuevo a la habitación sin hacer mucho ruido y con uno de mis dedos, acaricié lentamente su cuello, quitando una gota de sudor...

“Está un poco caluroso aquí” le dije. “Pensé… que sería mejor”

“Definitivamente”, murmuró ella por lo bajo, y no pude soltar una risa tonta, que sonó nerviosa, lo habría notado?

“Traté de pensar en todo lo que pudiera hacer esto…. más fácil” confesé
Ella tragó saliva, sin poder mirarme. Acaso se había arrepentido? Acaso ahora si tenía miedo de mí?

“Me preguntaba” dije lentamente, “si… primero… tal vez quisieras nadar en la oscuridad conmigo” Tomé una bocanada de aire, para aclarar mis ideas y tratar de que mi voz pareciera menos tensa. “El agua estará caliente. Esta es la clase de playa que te gusta.”

“Suena bien”. me dijo con voz quebrada. En que estaba pensando? Me moría hoy, más que nunca por saber si lo que decía y hacía era correcto para ella, o iba demasiado rápido. No lo quería admitir pero detrás del nerviosismo, estaba ansioso.

“Estoy seguro que querrás un minuto o dos para ser humana… Fue un largo viaje.”Asintió. Para mis adentros...sabía que quien necesitaba más de ése minuto humano era yo.

Lentamente acaricié con mis labios su garganta. Pude sentirla estremer.

Ése aroma...me enloquecía, A pesar de qué mi aliento era frío, sentía su piel arder...incluso la mía me quemaba...¿que era esa sensación?

“No tardes demasiado, Sra. Cullen.”Saltó un poco al escuchar su nuevo apellido. Sonreí para mis adentros.Mis labios recorrieron desde su cuello hasta la punta

“Te esperaré en el agua”

Y salí decididamente, antes de frustrar mis planes dejándome llevar por el deseo y tomarla en ése mismo instante, seguro que a ella no le hubiera gustado, o quizás si. Por ahora, lo mejor era aferrarse al plan. Pasé frente a ella dirigiéndose a la puerta que llevaba directamente hacia la playa. En el camino, me desprendí de mi camisa, tirándola en el piso, y entonces salí por la puerta hacia la noche iluminada por una hermosa luna, respirando el aire salado que me aclaró la mente unos instantes, alejándome un poco de ése deseo infernal que me ataba a quedarme con ella.

Terminé de despojarme de mi ropa y la apoyé en un árbol, no era común en mí ser así, y aunque me avergüenze decirlo, me estaba comportando como un humano, noté un temblor impropio en mis manos y una sensación de descarga eléctrica muy intensa en todo mi cuerpo ¿que era todo aquéllo? Carlisle y mis hermanos me habían dicho que todo serían un torrente de nuevas emociones y sensaciones...pero...¿tenía que ser todo así? Respiré profundamente.

Todo se veía en blanco y negro, traté de apreciar formas y localizar mis estrellas favoritas, pero a pesar de mis gran capacidad para pensar en varias cosas a la vez, ésta vez no pude concentrarme, seguía pensando en las mil y un formas que habría para salvar la situación si se ponía demasiado peligrosa para ella. Podría echar a correr, separarla de mí como otras veces, y en el peor de los casos, morder una almohada, en vez de su fino cuello tan deseable.

Nadé un poco, dándole unas 500 vueltas a la isla, esperando. ¿Porque se tardaba tanto?, ¿acaso se había arrepentido? No tenía corazón que latiera de forma acelerada, pero su pequeño corazón, dentro de las paredes de la casa, latía con suficiente fuerza por los dos, el sólo oírlo y concentrarme sólo en él, hacia que mi respiración se entrecortara. Sabía que estaba nervioso, pero creo que no era nada comparado con su respiración agitada y el olor de su miedo ¿Miedo?

Estaba dando mi vuelta 550, cuando escuché unos débiles pasos por fuera de la casa ¿Era ella? ¿o algun visitante inesperado? No era posible, Esme me había prometido privacidad, los empleados llegarían hasta el inicio de semana y...nadie más aparte de mi familia conocía la existencia de la isla. Me puse en guardia

El aroma que azotó mis sentidos, despejó cualquier sospecha, ése vino que embriagaba mi ser, el dulce aroma a fresa....éra ella.

Oí como caminaba lentamente a través de la arena, haciendo una pausa. no quise voltear a verla, por ahora, y fingí concentrarme en la luna, poniendo atención con mi oído para tratar de descifrar el momento en el que podía mirar. Repasé una vez más mis estrategias contra el peligro y seguí esperando mientras su aroma y el latido fuerte de su corazón me embobaban.

Y de pronto...su respiración se acompasó, y puse escuchar el suave sonido de las ondas que producía su caminar lento dentro del agua. Su olor cada vez era más fuerte, y sentía como se acercaba poco a poco a mí, ¿porque tardaba tanto? tenía ganas de echar a correr, pero me quedé ahí, sin despegar la vista de la luna.

Se acercó con aún más lentiud y tomó mi mano, que flotaba por el agua, su tacto era suave, cálido, excitante.

“Hermosa” me dijo, mirando también hacia la luna. ¿De que hablaba? Yo sólo podía pensar en lo que iba a suceder, quizás ella buscaba algo para distraer mi nervisosismo, eso era evidente.

“Todo está bien” le contesté. Volteé lentamente para encontrar su mirada, estaba... bellisima; la luz de luna bañaba suavemente su frágil y traslúcida piel, sus ojos bellos ojos castaños, brillaban de emoción, y ése dulce tono rojizo en sus mejillas se veía aún más apetitoso a la sombra de la noche. Ella me observaba, y parecía haber encontrado algo interesante en mí...¿en verdad había algo dentro de mi monstruosidad que le atrayera? al parecer, así era. Posó su mirada en la mía y sentí como la intención de conocer mis pensamientos taladraba mi cerebro. Doblé la mano y atrapé la suya, hundiéndola bajo la superficie del agua. No se estremeció, lo que señalaba el exito de mi plan, o al menos de la parte en la que no quería que ella mueriera de frío con el helado contacto de mi piel.

“Pero yo no usaría la palabra hermosa” continué. “No comparándola contigo” Sonrió y eso simplemente alteró mi deseo de una forma dolorosa. Levantó su mano libre y la colocó sobre mi pecho, donde debería estar mi corazón. Era tan fácil dejarse llevar, si ella me trataba como a un humano, quzás una parte de mí si lo fuera y sería capaz de controlar ésa parte animal que quizás la dañaría. Aún cuando estabamos en el agua caliente, su contacto me estremeció, parecía que el deseo no sería refrenable por un momento más. Respiré con dificultad

“Te prometí que lo intentaríamos”, susurré, tenso. “Si… si hago algo malo, si te lastimo, me debes decir inmediatamente”

Tenía que hacerlo, no debía hacerse la valiente, o terminaría muriendo.

Afirmó solemnemente, manteniendo sus bellos ojos color chocolate en los míos. Avanzó otro paso a través de las olas y recostó su cabeza contra mí pecho.

“No tengas miedo” murmuró. “Nos pertenecemos”

Que ironía, ella estaba tan tranquila y era yo el que tenía miedo, se oía tan tranquila que la esperanza inundó mi ser. Quizás podría funcionar

La envolví entre mis brazos, reteniéndola, tomando con mi piel su calor. Pero no parecía que existiera una diferencia de temperaturas entre nosotros, estabamos, por primera vez, iguales.

“Para siempre” coincidí, y entonces nos hundimos gentilmente en la profundidad del agua.

Acaricié y besé su cuello, lentamente, mientras ella hacía lo suyo, tomando mi pelo y enredando cada parte de su cuerpo con el mío. El tacto, y las emociones que me hacía sentir ése momento eran indescriptibles. Pero mi instinto, se acercaba peligrosamente, salvaje, con sed de más de lo que podía permitirme, más de lo que ella podía soportar; ella no parecía notarlo, no dejaba de besarme y aferrarse a mí. Apagué un poco mi cerebro y correspondí a su fiero abrazo acercándola con más fuerza hacia mí, con el cuidado necesario para no romperle ni una costilla. Me sosprendía que continuara besándome. ¿Acaso no iba a respirar? Ella no parecía preocupada por ello, se deslizaba suavemente por mi cuerpo, acariciando mis brazos, mi pelo, mi pecho, aferrandome a ella, con fuerza, con pasión, y no era nada fácil controlarme, pues la ponzoña se sentía como ácido en mi boca.

Estaba listo para atacar, mis músculos se flexionaron involuntariamente, pero reenfoqué esa reacción y me incliné para acargarla y llevarla a la casa. Suficiente agua por toda la noche.

"Pensé que íbamos a nadar me comentó distraída" sin parar de besarme.

"¿En realidad quieres hacerlo?" le dije burlonamente. Sus cariciacias insistentes y ardientes, parecían contestar negativamente a gritos la respuesta. Aún así ella se las arregló para continuar con la conversación, aunque estaba claro que no prestaba mucha atención a algo más que no fuera yo, y yo estaba en la misma situación, por un lado, combatiendo y refrenando mis deseos salvajes de hombre que deseaban tanto su cuerpo como ella deseaba el mío; y por el otro, mi sed animal que quería hasta la última gota de su dulce y exquisita sangre. Eso sólo aumentó mis ganas de entrar más aprisa a la casa.

"Hum". fue todo lo que dijo...antes de volver a su concentración máxima...yo.

La cama era grande, suave, y aproveché ese hecho para separarme un poco de ella, pero me atrapaba con sus débles brazos. Sabía que era mil veces más fuerte que ella, me atraía con el embrujo de su piel, mi fuerza de voluntad quedó reducida a nada.

Cada parte de mi piel gritaba por su contaco y mis manos codiciosas de deslizaron suavemente, dejando fluir el deseo y al mismo tiempo poniendo la sufiente atención para no romper ningún hueso, la fuerza estaba a punto de estallar en mis manos, en mis brazos, en cada una de mis extremidades, alentadas por su respiración jadeante y su piel ardiente. Me aferré con fuerza al bordé de la cama y la madera cedió igual que plastilina, la cama tembló ante esas parte faltantes que había destruido con mis propias manos y el horror se apoderó de mí cuando en un instante que su cara se apartó de la mía, pude ver los restos de madera, las astillas, y la parte de la cama a la que me había aferrado, completamente destruida, era demasiado, tenía que acabar, tenía que alejarme. Pero ella parecía no darse cuenta del desastre que causé, seguía como si nada, dominada por sus instintos, que eran igual o más intensos que los míos.

Sus manos se deslizaron por mi cuerpo y me hicieron olvidarme de cualquier cosa; su suave y tierno tacto, su piel caliente y su boca tan dulce, me incitaban , me hacían olvidar, y me la sostuve con fuerza, dejando a mi parte humana complacer las exigencias del suyo.

Y cuando la ponzoña era insoportable, cuando estaaba a punto de morder su frágil y delicado cuello, viré un poco y rápidamente descargué mi furia con una almohada, que reventó al instante, bañando el lugar con plumas. Pero una vez más...ella lo dejó pasar olímpicamente, jamás sus labios insistentes se separaron de los míos salvo para concentrarse en otra parte de mi cuerpo, las plumas volaban por nuestros movimientos, y rozaban su suave piel, pero eso no la hacía dejar de absorber todos sus pensamientos y canalizarlos solo hacia a mí, y eso se sentía tan bien...

Pobres almohadas! Pobre cama! Pobre de mí! Estaba siendo atacado por una humana con un deseo más grande que el de un volcán...que sería de mi?!?!? Nada que no supiera ya, era cuestión de darle lo que ella quería, y disfrutarlo de la misma manera en la que ella parecía hacerlo.

Hasta que dios me concediera el milagro de que hubiera tenido suficiente de mí.

Nuestra entrega fue más que eso...fué más intenso que un simple acercamiento de dos cuerpo...

Fue la entrega total más allá de un nivel físico.

Fue la satisfacción de una necesidd que era tan grande que dolía.

Dejé que tomara todo de mí, y al mismo tiempo tomé todo lo que pude de ella, sin pasar a un límite mortal. Todo era nuevo para mí, pero no dudé ni un instante en mis acciones, mi instinto humano se apoderó de mi cuerpo ¿era eso posible? al parecer si, mi cuerpo, mis instintos, no eran tan diferentes como supuse que lo serían en esos momentos, satisfaciéndome más allá de un límite de placer normal. Era tan instensa la necesidad de ella que dudaba que pudiera ciontenerme y dejarla descansar. Pero ella no dormiría....ambos lo sabíamos.


Aún no había tenido suficiente, ni yo tampoco.

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